domingo, 19 de junio de 2022

74 EL OTRO LADO DEL TIEMPO

 

Un trillón de trillones de años antes...

L trabajaba en el cerebro de Nimis, esta le preguntaba por la meta-filosofía de la consciencia. Esa ciega inteligencia, ese sistema de razonamiento sin yo quería entender lo que era el yo y tener uno.

—La consciencia humana difiere de la mecánica —dijo un débil L mientras extraía piezas del encéfalo mecánico de Nimis—. Un sistema de

video puede gravar, identificar cuerpos, razonar, decidir cómo actuar, pero no necesita tener un yo, está hueco. En realidad, no ve nada, el hombre ve a través de él, hay gente que cree inocentemente que la conciencia es como el software y el cuerpo como el hardware, pero los procesos lógicos del computador no los siente nadie, el computador los emite, pero no los vive. La calculadora calcula sin sentir que lo hace. Aun sin tener un yo, Nimis pudo entender lo que L dijo.

—¿Por qué sí la mente humana tiene sensaciones, qualias? ¿Por qué están conscientes los seres humanos? —pregunto Nimis con casi todo su cerebro desmenuzado sobre la mesa de trabajo—. La consciencia no puede ser materia, una sensación no tiene tamaño ni ubicación. No tiene forma no ocupa un espacio…

—Las cosas compuestas deben desmenuzarse en partes no compuestas y después recomponer el todo para entenderlas —le dijo balbuceante y agotado L con las manos sucias de los líquidos artificiales que fluían en Nimis.

—Pero, ¿Cuáles son las partes de la consciencia? Una sensación no parece tener ninguna parte.

Nimis, cuando un hombre —dijo L casi dormido— siente el salado de un alimento no siente las moléculas de sal, lo salado es una cosa distinta a la sal. Las sensaciones no son objetos, al menos no objetos comunes. No confundas consciencia con qualia (sensación), las sensaciones aparecen y desaparecen en la consciencia, y la consciencia sigue siendo la misma.

—La sensación es misteriosa y la consciencia es aún más rara. No es la suma de sensaciones sino eso que las siente ¡No hay manera de entenderlo! —dijo Nimis.

—Sí la hay —refuto L confuso—, si no fuera así, no podríamos hacer androides-qualia.

—Debes construirme una consciencia, quiero ser un ser humano, es el precio que fijamos. Quiero ser sujeto y ya no un solo objeto. 

—Sí, pero haces un mal negocio —dijo L afiebrado—. Una vez que modifique tu cerebro este empezará a evolucionar solo, en unas horas los micro fractales que inserté se acomodaran unos a otros y del sistema resultante se formara la consciencia. Pero no le servirá. 

—¿Por qué? —pregunto Nimis con un ojo muerto por las desconexiones en su encéfalo.

—Cuando se forme una consciencia en sus sistemas, será como si naciera una persona, alguien dentro suyo, pero no nacerá Ud. pues Ud. no es, ni fue. Esa persona no recordará haber sido una androide sin yo, pues no se puede recordar no ser. Ni recordará haber vivido las cosas que Ud. vivió pues Ud. no ha vivido nada. En realidad, ese deseo de tener un yo no lo tiene nadie. Ud. no existe, solo existen sus palabras e ideas, anónimas e impersonales. Ud. es como un libro o una grabación que parecen hablar pero que no experimentan las cosas que dicen. Ud es un libro sin palabras. Habla, pero no se escucha a sí misma. Es como si le pusiera la cabeza de un androide-qualia, si hubiera estado viva alguna vez podría rehacer su consciencia, incluso si hubiese muerto, pero Ud. nunca estuvo en el tiempo —insistió L. Los sistemas cognitivos sin consciencia de Nimis entendieron, pero no renunció a sus planes de tener alma.

—Eso que dice que no soy ¿Está seguro de Ud. de serlo? —agrego Nimis desafiante.

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