jueves, 17 de marzo de 2022

50 PARÁBOLA DE LOS CIEGOS

 


En otro lugar del espacio-tiempo…

  

     En su celda, M era atravesado de terribles dolores, causados por la casi congelación que había sufrido en la deteriorada nave. Nimis lo recogió de su prisión y lo agregó al equipo que intentaría el viaje al otro universo, en el que estaban también el ahora triste Fratedes y el ahora ensimismado Ayazx, además de otros guerreros, prisioneros y ciudadanos.

—Debemos llevar su entrenamiento al máximo —les dijo Nimis—. La posibilidad de fracaso es muy alta y no habrá recursos para otro intento. No podrán descansar.

     Nimis hizo trabajar hasta la extenuación al equipo. El que sufría más los severos procedimientos era M. Fratedes aceptó el castigo, como un modo de desahogar su dolor por la pérdida de su erómenos, pero se agobiaba al ver los tormentos que debía soportar M. Ayazx sólo trataba de desvanecer entre esfuerzo y esfuerzo ese sentimiento nuevo para él, no había acabado con el ser que lo producía pero hallaría un modo, su voluntad debía ser más poderosa que su sentimiento; nada importaba más a Ayazx que dominar, nada fuera ni dentro de él, lo sojuzgaría. Por eso deseaba matar a M, pero una odiosa ternura lo vencía al tenerlo cerca o pensar en él.

Pero todos ahora presenciarían un horror que los distraerían de sus preocupaciones.

     En el viaje al otro universo, los guerreros debían ser meta-dimensionalizados, pasarían de ser objeto de 4 dimensiones[1] a uno de 5. Se des-colapsaría la función de onda de los millares de partículas que componían sus cuerpos. Ya se había comprobado exitosamente en pequeños objetos, la idea de L funcionaba bien en cosas inanimadas, ahora se probaría en seres vivos.

     Se escogió a un prisionero de otra meta-corporación. Fue sujetado y a vista de todos se inició el procedimiento: se seleccionó su antebrazo derecho para meta-dimensionalizarse. Luego de una estridente y violenta radiación, el prisionero quedo solo con un sangrante y chamuscado muñón. Lanzo un grito de increíble horror más que de dolor físico. Su grito retumbaba y se repetía en ese metálico y húmedo locus, pero no alcanzaba hallar compasión ni ayuda en ningún lugar. 

     Luego se analizó si se había logrado meta-dimensionalizar esa parte del cuerpo, pero sólo amorfas formas multidimensionales y estallidos de exótica materia aparecieron en los Mekhanes de fractales. Como desecho aparecieron en el espacio alrededor del Mekhanes una especie de neblina hecha de millares de amorfos brazos, deformes y pegados unos a otros. Nimis ordenó que se prosiguiese con el resto del brazo, más gritos de horror y dolor, súplicas inútiles de ayuda que poco a poco fueron demoliendo emocionalmente a los demás conejillos de indias; después se enfocaron en las piernas hasta que sólo quedo del prisionero la cabeza y el torso.  Entonces, la víctima fue descartada al sistema de desechos, en las que a solas y entre la pestilencia, murió horas después.

     Así prosiguieron por días. Leves progresos técnicos se conseguían, se sacrificaron de esta forma horrenda a todos los prisioneros de otras meta-corporaciones, después de eso se empezó con los ciudadanos. Muertos todos estos, empezaron con el contingente de guerreros, pero, aunque ya la técnica estaba medianamente madura, aún era mortal. 

     Nimis no despreciaba la vida de los tripulantes, sino que la ignoraba. Desconocía el dolor así que sus procedimientos no consideraban reducirlos. Finalmente, M fue escogido para la siguiente prueba, un intento de descolapsar la función de onda de una cabeza y unirla a un cuerpo penta-dimensional artificial, Ayazx y Fratedes no soportaron verlo y corrieron a impedir que lo sujetaran al instrumental.

–Déjalo —gritó feroz Ayazx a Nimis casi dispuesto a destruir de un golpe a la androide. Enloquecido.

–Sigan —dijo Nimis mecánica e indiferente—. No detengan sus trabajos.

—¿No ve lo que causa? —dijo furioso como un león Ayazx, sentía por primera vez compasión.

—Están aún lejos de su capacidad total y no hay ningún tipo de daño que exceda el calculado —contestó Nimis—. Estoy llamando a los guardias.

     En eso algunos guerreros dejaron su rol contra los amotinados, preparándose para la lucha. Entraron otros guardias y se armó en pocos segundos un violento forcejeo, en la que quedó enredada Nimis. Estos también reconocieron a sus compañeros y no los redujeron a pesar de su armamento y mayor número. Así el control pasó a ser por unos minutos de los prisioneros amotinados.

Ayazx dijo:

—Descolapsémosla nosotros.

     Y apoyo su grueso brazo derecho contra el cuello y cara de la androide, con el otro retorció su brazo izquierdo varias veces hasta que se la arrancó, luego se la arrojó con una increíble violencia a la cara. Ayazx jadeaba con deseos de despedazarla.

     Pero Nimis no sintió ningún dolor y lo miró indiferente, sabía que en unas horas le pondrían otra extremidad. Morir no le asustaba y no le haría tampoco ningún mal, al no estar viva.

M, salvado, miró agradecido a los tumultuosos guerreros, quiso abrazar a Ayazx, pero este lo rechazo, repudiándolo repentinamente.

Fratedes miró con húmeda furia por su único y viejo ojo a Nimis. Y dijo:

—No hay forma de hacerle daño… pero hay algo que destruirá a esta cosa.

Fratedes la miró acorralándola y le dijo lleno de odio.

—Le daré una información que le han negado todos.

Nimis gritó a los guardias para que eviten la sublevación y reduzcan a los amotinados.

Pero Ayazx y M poniendo sus colosales cuerpos delante de los guardias los hicieron desistir.

—Déjenlo hablar. Después seguiremos el trabajo —dijo Ayazx tratando de anular todo emoción esclavizante por M.

Así Nimis quedó desarmada y a merced de Fratedes unos minutos.

—Escuche y escuchen todos —dijo Fratedes jadeando—. Sé que puede entender y quizás mejor que nosotros. Por eso no se salvará de la verdad.

Todos escucharon del viejo guerrero la vieja parábola de los ciegos que muchos ya conocían:

      “En un mundo vivían unos hombres ciegos, todos nacían y morían invidentes. Un día nació un hombre que podía ver. Inicialmente no parecía distinto a los demás, pero con el tiempo empezó a decir y a hacer cosas raras. Primero actuaba con más torpeza, y todos lo creyeron minusválido y lo apoyaron, pero luego ese hombre empezó a hablar de colores, de formas, insistía y nadie lo entendía. Lo creyeron loco y aún lo apoyaron. Con el tiempo su minusvalía fue convirtiéndose en una ventaja, el hombre que podía ver era capaz de cosas imposibles. Lo creyeron un mago, pero poco a poco los ciudadanos entendieron que había en él algo que ellos no tenían y nunca tendrían. Descubrieron que ellos eran los minusválidos. Y que existía un universo de colores y formas ajeno a ellos. Un universo de verdad del que ellos estaban al margen. Entendieron que existía la experiencia de la vista, imposible para ellos. Que ellos eran como un tronco insensible. Entonces entre todos lo sujetaron y le sacaron los ojos, convirtiéndolo en uno de ellos”.

—Ud. es como esos ciegos. Está en un mundo donde todos somos conscientes. Donde todos estamos vivos. Pero no tú.

Nimis quedó inmóvil. Unos segundos después de escuchar halló por primera vez la repuesta correcta a sus preguntas, supo también lo que los demás tenían y ella no. Sus circuitos se sobresaturaron de cálculos y colapsaron. Después supo que no sabía qué era realmente sentir el mundo.

   Nimis trastornada dejó el recinto confusa, movió su inconsciente inteligencia por entre las consciencias de los amotinados, dejando por primera vez sus obligaciones.

Los amotinados no sospechaban que ellos también eran ciegos.



[1] Largo, ancho, altura y tiempo, o sea 3 dimensiones espaciales y una temporal.

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