jueves, 17 de marzo de 2022

48 ZOMBIS HEKANTOKEINOS

 



En otro lugar del espacio-tiempo…

 

—Hemos sobrevivido de nuevo —dijo cansado Herakón, que era asistido por Ahelios, Nimis y Ayazx en su conversación con los líderes de la meta-corporación, los Zombis Hekantokeinos sobrevivientes—, deben reconstruir el Mekhanes —dijeron los Zombis Hekantokeinos, esos hombres sin alma y dueños últimos de la meta-corporación—, enviaremos toda la energía que necesiten para la reconstrucción del Mekhanes meta-dimensional.

—Es imposible, ahora sólo está en las 4 dimensiones del ser —dijo Herakón—, no hay energía para repararlo, dejemos piadosamente morir a la humanidad.

—Sobre esa base y usando la técnica fractal que ideó el técnico L empiecen a reconstruir las partes penta-dimensionales y después las demás —dijo uno de los Hekantokeinos.

Herakón entendió que los Zombis Hekantokeinos ya habían adivinado que todas las teorías que él había presentado como suyas eran en realidad de otro, ahora todos sabían que aquel lo había superado. Dado que Herakón estaba hecho solo de razón, era casi incapaz de mentir y de contradecirse así que una oscura confusión lo aturdió. 

—Ya estará muerto —dijo Herakón.

—No lo está, lo único importante es ahora el experimento —anotó otro—, ahora usaremos directamente al nuevo Thaumasios.

Herakón los dejó melancólico y ordenó a los técnicos los pormenores del trabajo.

—¿Cómo hacer un objeto meta-dimensional? —preguntó irónico Ayazx como siempre irascible e impaciente a Ahelios.

Éste le respondió:

—Según la doctrina del thecnetokomicón de L, una fábrica de fractales reales puede tomar un objeto temporal y hacerlo más y más denso hasta lograr su penta-dimencionalidad.

—Esas son teorías verdaderamente estúpidas —dijo bruscamente Ayazx sobándose la cabeza con una inminencia de desesperación— y tenemos que obedecer a estos frustrados.

Ahelios vio su mirada dominante y agresiva escudriñándolo con desprecio, pero siguió su explicación.

—El tiempo va saturándose más y más y se va formando un objeto de cinco dimensiones. Así se pasa por medio de los fractales a una dimensión superior.

—A qué idioteces dedican sus vidas —dijo inquieto y fastidiado el monumental secretario y rozó sus voluptuosas formas intentando provocar eróticamente a Ahelios— pero se supone que le tenemos que obedecer. Aún.

—Las partes del Mekhanes se volverán a construir —dijo Ahelios, insensible y a salvo de la terrible belleza de Ayazx.

Ahelios interrumpió a Herakón:

—Herakón, debemos reorganizar de nuevo la estructura social de la meta-corporación, pero la energía disponible es 1,7 % de la que teníamos antes de la última guerra.

—Hay una salida, debemos prescindir lo más pronto posible de la vida orgánica —dijo Herakón—, los seres vivos no importan tanto como la misma vida, sólo habrán personas hasta que completemos los planes. Después sólo la molécula germinal en sí misma existirá, siempre ha sido ella la que importa y la que sobrevive —agregó asqueado de la lógica de lo viviente —. Debe terminar ahora mismo el suministro de energía a los mundos que no sirvan a nuestro plan. Y usaremos a sus poblaciones como fuente de anti-entropía.

        Ahelios lo miró aterrado, esa decisión significa la muerte en la oscuridad y el hambre de billones de personas. Cientos de civilizaciones serían ahora combustible para una máquina. Una máquina al servicio de una insensible molécula inerte.

—¿La multiplicación de la molécula germinal es todo lo que es la vida? —preguntó Ahelios.

—Sí —dijo Herakón tenebrosamente—, sólo eso. Una reacción en cadena fisicoquímica. Eso eres tú y eso trato de no ser yo.

        Ayazx, quedó fascinado del poder de Herakón y lo admiró, no le abochornaba admitir que era superior a él y que le gustaría ser como él.

        Luego, rodeado de ese público sobrecogido, Herakón dijo:

—¡Destruir el mundo! Si es posible acabar con cualquier posibilidad de que la vida humana vuelva a existir o a nacer en el nuevo mundo que construiremos ¡Dejaremos un universo donde la misma vida sea imposible por una eternidad!

Ahelios pensó para sí: Los Hekantokeinos envidian a los seres vivos por tener vida subjetiva, porque ellos no la tienen. Incluso debe envidiar al primitivo Ayazx. Pero… ¿Por qué Herakón odia la vida? ¿Por qué planea desaparecer al amor? Luego, servilmente, supervisó la llegada de las naves y de los técnicos sobrevivientes. Curarían a los que se pudieran aún salvar. Una de las naves recapturadas era la de M y L, que ya consientes fueron forzados a separarse y a volver pronto a sus funciones para la meta-corporación. Él mismo se vio obligado a mandar aprisionar a M para el viaje experimental y lejos de él, también a L que recibió encerrado y atado, las órdenes de prepararse para convertirse en Thaumasios. Ningún vínculo emocional debía tener con nada ni nadie desde ese día. Mientras vio la dramática separación, decidida por Herakón y ejecutada por él, notó que M y L habían nacido inútilmente uno para el otro, tan inútil e impotentemente como él había nacido para nadie. Acaso hubiese sido mejor que murieran en aquella nave. Su enfermedad atávica aún lo atacaba inmisericorde, sumándose a su contrición y culpa, luego pensó en el anhelo que aún había en su propio corazón.

Caminó por los corredores, siempre seguido del gigantesco y volátil Ayazx y sintió que lo mordía la necesidad nunca satisfecha de hallar eso que lo completaría y que tenían M y L. Imaginó ese otro linaje humano desaparecido del que habló Herakón, extinto para siempre.  ¿Cómo era eso que los cosmo-paleontólogos llamaban “mujeres”? Melancólico y sin esperanzas se dejó inundar por ese amor eternamente frustrado. Y pensó que sólo existir no bastaba. La consciencia solo es mejor que la inconciencia si se experimenta placer o felicidad. O si tenemos esperanza. Carecer de esperanza era peor que no ser. Cuando esperamos algo bello deseamos que el tiempo corra hasta que ocurra, prueba de que el tiempo sin placer no vale. Y todo el tiempo de su vida había sido así de vacío. Y también lo sería su futuro.

     Ahelios ahora sabía que él había pasado su vida deseando y esperando lo que no lo aguardaba en ningún lugar. Antes había pensado que a través de M y L podría proyectarse y satisfacer sus propios anhelos. Pero éstos también habían fracasado.

Esas ideas iban descomponiendo la fisonomía atormentada de Ahelios. Ayazx lo miró y le comentó acercándose a su oído:

—Ahelios… No sabe lo triste que me parece su vida.

     Luego emitió una risa baja y casi callada, de íntima felicidad inmisericorde. Ahelios lo escuchó sumergido en su amor vacío, incrédulo de la perfecta insensibilidad y violencia del gigante.

     Al llegar a su locus pensó tristemente en las ideas de Herakón. Él no pudo gozar la vida, ni pudo gozarla en la de su pupilo.

     Le dio ciertas instrucciones a su androide–qualia para que lo asista en los protocolos del self-thanatos, uno de los pocos derechos permitidos por la meta-corporación a los ciudadanos.

     Siguiendo los lineamientos del Thecnetokomicón, el androide-qualia preparó los procedimientos químicos. Ahelios se postró en su lecho. Con calma lo había estado considerando los días anteriores y ya no tenía más dudas.

     Sustancias letales entraron en su sangre y el aire que rodeaba su locus se modificaba ayudándolo a morir.

Entre los mobiliarios metálicos y ordenados de su locus murió Ahelios por su propia voluntad.

     Ahelios, segundos antes de suspirar por última vez, pensó en lo triste de haber vivido deseando algo inalcanzable, consideró injusto haber recibido la vida que había vivido.

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