En el otro extremo del
vacío Aether…
Hueca
y racional, Nimis ayudaba en la
organización del nuevo experimento, todas las antiguas ocupaciones fueron
dejadas para el trabajo en esta nueva meta única: viajar a otro universo.
Naves-fábrica llegaron de muy lejos para construir el Mekhanes meta-dimensional. Eran fábricas de fractales, flotantes
industrias grandes consumidoras de energía. Pero ¿Cómo fabricar un fractal?[1]
El fundamento de esta tecnología se basaba en una de las conjeturas de L,
conjetura que todos pensaban había salido del cerebro de Herakón. Si un plano
fuese infinitamente divisible, una línea que se fuera dibujando en él, jamás lo
llenaría; pero si no, una línea que se fuese dibujando en él llegaría a
colmarlo del todo y en cierto punto pasaría de ser una línea a ser un plano,
aumentando de dimensión. Este principio de “densidad” se usaba en las fábricas
de fractales. Así las partes multidimensionales de la nave meta-dimensional se
iban construyendo. Aglomerando tiempo se podía anti-colapsar la función de onda
y aumentar una dimensión al tiempo. Pacientemente y partícula a partícula, se
hacia el Mekhanes meta-dimensional que iba formando un satélite artificial,
aunque de engranajes y mecanismos trans-temporales. Todo el personal técnico
trabaja en alguna área de estas fábricas, ocupando básicamente dos
instalaciones: una en el planeta Plouton y otra en su satélite artificial que
era la parte material del Mekhanes meta-dimensional. L, que había imaginado la
idea principal, fue asignado a un puesto minúsculo e invisible en el plan de
construcción. Ahelios ahora era uno
de los ayudantes de Herakón y tenía al díscolo Ayazx para coordinar los arduos trabajos a los que las tropas eran
sometidas.
Se escogió al azar la tripulación para el
peligrosísimo experimento, excepto uno de ellos, que fue señalado
específicamente por Herakón.
Fratedes, Wille, Andros, Ayazx, Gerontes eran parte de la tropa destinada a probar la posibilidad
de viaje al otro universo, la responsabilidad más arriesgada que había
enfrentado un ser humano.
Mientras, M y L también se preparaban a explorar
otro universo, un cosmos subjetivo y desconocido. Se veían cada noche, pero
casi no podían hablar entre ellos. Sus cerebros se habían adaptado
minuciosamente a sus propios mundos y eran éstos tan distintos y ajenos uno del
otro que ambos eromenois no sabían nada del universo de su par, ni como pensar
o actuar en él. Solo los unía el deseo irresistible de estar cerca. Eran
mutuamente incompetentes y se acercaban uno al otro como tras un grueso vidrio,
aproximándose desde los límites y bordes de sus propios mundos. Aun así,
sucumbieron a la enfermedad atávica, tejiéndose entre ellos ese antiguo vínculo
bioquímico; pero sin mezclar nunca sus dos universos ni sus cuerpos, de
nomenclatura y sustancia distinta.
Pero
un día, siempre de modo indirecto, L descubrió que el guerrero con el que se
encontraba cada madrugada había sido escogido para el mortal ensayo. Se llenó
de un silencioso remordimiento y desesperación. Inútilmente trató de pedir que
no lo incluyeran, pero carecía de poder para impedirlo.
M
pronto lo sabría.
[1] Un fractal es
una forma cuya dimensión no es entera, sino fraccionaria, pudiendo ser 1.4 o
3.2 etc.
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