En otro universo, muy distinto hecho con los mismos átomos…
M y L estaban en
sus interminables obligaciones, acostumbrados ya a sus nuevas labores forzadas en
el enjambre múltiple de Plouton y su artificial satélite: el Mekhanes
meta-dimensional. Con eficiencia realizaban su labor.
Plouton flotaba
en un punto cualquiera de la oscuridad, era parte de un complejo planetario
local. Un invisible sistema planetario que, a semejanza de los demás en el
resto del cosmos, carecía de estrella central; su patrón de movimiento era
complejo pero regular, describiendo un invisible ballet a oscuras entre las
galaxias negras, carcomidas y sin una sola luz natural. Sólo bajo la
iluminación artificial —siempre escasa— se movía ese enjambre humano que se
agita en él. De las múltiples meta-corporaciones en milenaria guerra, ésta
parecía ser la única que experimenta un ensayo de salvación, quizás la única
con esperanza. Las enormes instalaciones del experimento abarcaban todo el
satélite artificial que flotaba alrededor del planeta. Los preparativos eran
numerosos y complejos. El férreo M, junto a Ayazx,
Gerontes, Fratedes, Wille, Andros y el resto a una pequeña tripulación, está a
punto de intentar un vuelo del que dependía el futuro de la civilización
humana: el viaje fuera del mismo cosmos.
Las instalaciones para este inusual experimento llegaron a
ser tan grandes que incluyeron ciudades
que hacían por completo esa luna flotante. Tomó enormes cantidades de energía
la construcción de este Mekhanes, y dada la escasez de anti-entropía el
canibalismo energético ya era práctica común, así que millones de vidas costó ese
artefacto. El tamaño de las instalaciones y del instrumental requerido creció
aceleradamente. Finalmente el volumen de esta luna artificial llegó a ser tan
masivo, que llegó a comprometer el delicado juego gravitatorio del sistema de
planetas naturales; tanto, que los físicos tuvieron que reacomodar artificialmente
las órbitas a un nuevo patrón armónico, al crecer el complejo.
La energía, cada
vez más escasa en el universo, fue consumida vorazmente por este proyecto
urgente. Hacía unos cientos de años atrás, se había intentado este viaje de ida
y vuelta fuera del cosmos, pero sin las
urgencias ni carencias de recursos del presente y también sin ningún éxito. Aún
así, todos los recursos no usados en las guerras contra las otras
meta-corporaciones eran en su totalidad dados a este último proyecto. Una
energía escasísima que provenía de todos los puntos del universo bajo control
de la meta-corporación, que había decidido consumirse a sí misma en este único
y último objetivo.
–En unos minutos probaremos los sistemas laterales, ya se
acerca la fecha de partida, técnico M —dijo la androide Nimis—, siga los
protocolos MnK773 en el tablero.
El desmesurado M la escuchó pero no le respondió.
Fratedes escuchó
indignado las inmisericordes órdenes de Nimis.
M sostenía su serenidad con un asombroso esfuerzo, con ella
había batallado cientos de veces, pero se iba agrietado su resignación a la
muerte; los peligros de esta empresa no probables sino ciertos y una vaga náusea
nerviosa se encendió en él, a pesar de la titánica contextura emocional del
guerrero. Nada es más fuerte que nada.
–Técnico M —insistió la androide Nimis—, tenemos una
ventana de cuatro minutos para llevar adelante los protocolos.
M, inmóvil, la miró y dijo:
–Sé que es inútil que le diga esto, pero siento vértigo;
podría estar viajando a mi propia muerte en unos días. Deseo saber si hay algún
modo de postergar la partida sin perjudicar el proyecto.
La androide Nimis lo miró estupefacta, no podía
comprender el significado de lo dicho. La androide Nimis nunca había
sentido temor ni temía a la muerte.
–Usted, como yo, es propiedad de la meta-corporación y no
podría ser más útil a su especie sino obedeciendo —dijo la androide.
Luego callo unos
segundos mientras sus sistemas lógicos intentaban comprender las palabras de M,
pero términos como: “siento” o “vértigo”, eran incomprensibles a su lógica y es
que Nimis nunca había sentido nada y esas palabras vacías de
significados para sus sistemas la confundían. Llegó a la conclusión provisional
de que los humanos usaban algunas palabras vacías de significado. Aunque esto
no fue conclusivo, pues los androides de la meta-corporación eran capaces de
auto aprender y de cambiar de opinión.
–Está llegando el técnico L —agregó Nimis—. Parece
que ha dejado suspendidas sus tareas asignadas para estas horas —E informó
electrónicamente a la administración central estas irregularidades.
Ayazx y Fratedes miraron entrar desde su
altura y fortaleza, la figura triste de L, que a diferencia de Nimis, L
es perfectamente capaz de entender a su Erómenos.
Los dos enrojecieron. Ninguno podía desobedecer sus órdenes
y se obligaban a hacer lo que debían. Tenían solo pocos días más para estar
juntos antes del viaje.
–Huir es imposible, sólo nos queda retrasar al máximo la
despedida —dice L a su erómenos.
–Debo contarte algo —dijo M a L mirándose las gruesas
manos—. No he podido dejar de sentir ansiedad. En especial en las noches me
recorre un terrible mareo cuando no hay ningún sonido. Antes no temía morir, pero
desde que te conocí temo perder esta vida.
–Y yo, no quería ser
un ser vivo, un organismo, ósea una máquina hecha por la casualidad, destinada
a multiplicar lo banal. Pero ahora, por ti, creo que soy más que un ser vivo y
por primera vez una persona.
L se acongojó por su erómenos y le pareció demasiado
drástico verlo tan nítidamente y vivo,
sabiendo que en unos días no podría verlo. M no sería en ningún lado.
Pero le dijo:
–El temor a la muerte está demasiado encarnado en nuestros
mecanismos cerebrales y no tenemos más remedio que sentirlo. Pero te aseguro
que volveremos a vernos cuando termine el experimento y regreses. Todos nos
salvaremos.
–Nunca nadie ha vuelto de fuera del universo —dijo M a su Erastés—,
pero sé que debemos nuestra vida a la meta-corporación y si ella nos la pide
debemos dársela.
–Además —dijo L— si nos negamos a dársela, ella la tomará.
Pero si no logras regresar, si el experimento fracasa, es
posible que gran parte del equipo se suicide y yo también. No quiero ser nunca
más menos de lo que ahora soy.
Fría y necia como un hielo, el artefacto Nimis los
interrumpió amablemente:
–Es el momento de ingresar los protocolos, técnico M. Ya
todo está listo para la prueba. Sé que
dejó algunas tareas pendientes que no era razonable dejar esperar. Técnico L,
vienen en unos minutos algunos agentes a conducirlo a su locus de
trabajo.
M y L se miraron como para dejar algo de ellos en los ojos
del otro.
–Antes de la partida te visitaré y te propondré, aunque
esté prohibido —dijo titubeando—. Un modo de
que sobrevivamos y estemos juntos para siempre, incluso a pesar de que
fracase el experimento.
M lo vio irse
mirándolo con emoción. La ausencia de L ahora llenaba todo el espacio del locus de experimentación.
La androide condujo a M y lo acomodo al centro de unos
dolorosos artefactos, junto a los demás guerreros.
L se alejó por unos recintos llenos de monitores. Ayazx miro la escena y un nudo de
desbordada ira se anudo con fuerza en su garganta.
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