Un trillón de trillones
de años antes…
Mientras los Thaumasios retomaban el poder. En
otro lugar del planeta Ayazx se acercaba a su nuevo destino, ni bien vio las
luces entendió que pasaba y no le importó, era lo mejor, esta vida no le
gustaba y necesitaba volver a la anterior, anhelaba volver a ser Ayazx, vio que
no eran muchos, así que la pelea seria modesta, aceleró su caprichoso vehículo
para llegar pronto al combate, ya cerca aceleró el vehículo aún más, sintió el
zumbido de los primeros proyectiles contra él, lo que lleno su sangre de
vigorizante adrenalina, además notó adelante un Mekhanes destartalado a modo de
barricada, se estrellaría contra él si miedo. Al chocar su vehículo contra
este, ambos, el vehículo y el mekhanes se destrozaron y Ayazx saltó o salió
disparado manteniendo el equilibrio en el aire y sosteniendo hacia atrás con su
fuerte brazo una pesada arma de extensiones punzantes, acertadamente cayó de
pie, golpeando con esta con una terrible fuerza a los androides que estaban
detrás de la barricada. Con brutalidad y velocidad se incorporó en medio de los
androides y disparos que lo inmovilizaban, era intensamente feliz mientras
golpeaba y era golpeado, llevaba un traje que lo protegía de las explosiones y
disparos que estallaban sobre él, luego se dejó atrapar con satisfacción. Quedó
enredado en sondas paralizantes. Se dejó neutralizar y su risa se convirtió en
un breve llanto con el que consiguió cierto desahogo frenético.
Volvería a ser soldado con gusto.
De la oscuridad salió un
sujeto que era un androide-zombi del mismo tipo de Nimis.
—Así que Ud. es el alíen
—dijo—, nunca había visto uno, es exactamente igual los humanos.
Ayazx no entendió.
—Hace semanas se sabe de
su huida, fue muy difícil identificarlo y por eso se supo de su identidad
genética exógena, quizás Ud. no lo sepa, no volverá al regimiento y es obvio
que no podría ser esclavo, será destinado a ser combustible de anti- entropía.
Ayazx miró su destino y a
sus captores con superioridad y desprecio.
Los
xeno-humanos como Ayazx, eran personas originadas en otras meta-corporaciones, eran
exactamente iguales a los locales. Pero un viejo principio de la genética daba
fundamento a la xenofobia cósmica, la información genética está en competencia
con las otras, era una tautológica reacción en cadena, para serlo, debía
necesariamente estar al servicio de lo semejante y ser enemiga de lo distinto.
Ayazx no estaba emparentado al linaje que cuidaba la meta-corporación local.
Por lo tanto, era un enemigo.
Ya
prisionero Ayazx también recibió una noticia buena: M había muerto en el
experimento y con él toda esperanza. Sus captores, que pronto lo volverían
combustible, estaban tan perdidos como él, pero aun así veían a Ayazx como a un
enemigo.
Un enemigo sin ningún miedo de ellos ni de la muerte.
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